miércoles, 20 de octubre de 2010

Un mundo aparte.



Queridos lectores. ¿Nos hemos parado alguna vez a reflexionar sobre el mundo que nos rodea? ¿Sobre si algo es bueno o malo? ¿Si lo podemos mejorar? ¿Por qué es así?
Yo me paso el día pensando en cosas de estas. Quizás perdiendo el tiempo sin compasión. Pero es un hobby como otro cualquiera.
Os dejo aquí una breve reflexión sobre Internet, amistades etc

Levanto la cabeza del cojín y hago un esfuerzo por mirar al portátil que con sus constantes sonidos trata de recuperar mi atención sin demasiado éxito.
Hay tanta gente ahí, tanta información, tantos espacios desconocidos... Un gigantesco mundo virtual tan complejo o más que el físico.
Buceo entre la vida de cientos personas. Rostros sonrientes me observan desde la pantalla. Amigos... A veces me sorprendo con la facilidad que tenemos para utilizar ciertas palabras.
No hay nada o prácticamente nada que no se pueda encontrar en Internet. Sin embargo aveces me parece extremadamente frío, vacío, sin sentido, superfluo. Todo lo que colgamos en Internet se mantiene ahí para siempre, dejamos de tener control sobre ello. Y sin embargo cambia a una sorprendente velocidad. Se actualiza tan rápido que no da tiempo a que nada deje mella. Todo está ahí pero ya es viejo.
Es algo realmente práctico pero muchas veces dañino. Me planteo mientras me digno al fin a contestar a alguno de esos “amigos” que me reclaman.

martes, 12 de octubre de 2010

Otra vez pensando.


Entre una marabunta de folios, palabras,libros y apuntes intento lograr,como Heráclito, cierto orden dentro de mi propio caos.
“Piensa Itziar, piensa....¿Qué es lo primordial? ¿Lo más necesario?”

Coloco, entonces, en la cima de lo que es ya una montaña el libro elegido. Y comienzo a viajar por la era primaria sumergiéndome en mil paisajes cársitcos....

“¡No, no y no! Son 26 páginas de larga agonía. ¿Por qué estudio esto? ¿Cual es mi motivación, mi meta?”

Preguntarme esto me hace trasladarme lejos, días atrás. Y vuelvo a cuestionarme “¿Sé acaso quien soy?”.
Hace tan sólo unos días me habría faltado tiempo para afirmar alto y claro “¡ Sí! Sé quien soy.”. Sin embargo hoy me tiembla la voz si digo sí y mis labios se niegan a decir no.
De cuántas variables depende mi vida que a cada segundo hay que tomar una decisión que cambiará todo lo que habrá de ser. Cada acontecimiento, cada palabra de los demás, cada pequeño gesto cambian a cada momento lo que soy y lo que seré.

Hoy veo las cosas distintas que ayer y las veré diferentes mañana. Que no os engañen nada permanece inalterable y nada es siempre lo que parece.
Lo que para mí es negro puede ser para ti, lector, blanco. Y viceversa.

Por que la percepción no es tan fidedigna como pensamos. La realidad no es plana ni hecha a escuadra y cartabón.


Me dirán entonces “Me he quedado pues sin nada en lo que creer. Puesto que nada es seguro, ni completamente cierto y todo puede cambiar sin previo aviso.”. Tienen toda la razón. Sin embargo, todo el mundo puede creer en sí mismo. Pues tenemos la seguridad de ser así y aunque podemos cambiar todavía ese si mismo no es.

“¿En que si mismo he de creer?”, me preguntan. Pues en el sí mismo justo, que mire bien por los demás y que granjee vuestra propia felicidad. Aquel que siga las leyes de la moral y os permita libertad.

Y aquí estoy yo dando la mamo a mi mí mismo que parafraseando a Sancho me anima “¡que continué la aventura!”, mientras la bibliotecaria me pide amablemente que por favor vaya desalojando la sala.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Aburrimiento.



Queridos y necesarios seguridores, tendréis que perdonar que últimamente esté pasando una época de insufrible aburrimiento. Que como ya sabeis, lo considero la peor tortura del mundo. Tampoco puedo hacer mucho para remediarlo porque como mis más ayegados sabreís no puedo, en las cuastiones personales, si no esperar a que el destino elija por mí, dado que así era la teoría del gran Victor Frankl... Espero que pronto pase esta etapa de muerte intelectual y vuelva poder escribir algo que merezca la pena.



Oda al aburrimiento.


Si todo está quieto,
si nada se mueve,
entonces te sietno
como incorporeo humo,
como a una rafaga de viento.

El tedio insoportable,
el eterno dormir,
horas interminables
lento de la imaginación morir.

Mata el ingenio,
ata la inspiración,
ataca tu mente,
es de la inteligencia mutilación.

Evitarte intento,
escapar de tu sopor,
odiado aburrimiento,
es de las musas dolor.

Del tiempo perdido me arrepiento,
pero vulevo en su modorra a caer,
y es que nunca escarmiento
y mi tiempo vuelvo a perder.

Más tu tedioso dormitar
es dulce como miel,
tu monótono pasar...
es fácil acostumbrarse a él.

Mi tranquila inopia
mi suave inconsciencia,
lo que tu estar obvia,
me lo regala tu inevitable exstencia.

¡Cruel aburrimiento!
¡Aburrimiento cruel!
Tan cerca te siento,
estas hoy pegado a mi piel.

Sin palabras.


-Nada es imposible.-Dijiste.
-¿Es imposible entonces que haya algo imposible?
-Tu pesimismo no lleva a ninguna parte... Yo intentaré siempre hasta la más difícil de las utopías.
-¿Por qué?- Te pregunté.
-Porque “pelearé hasta el último segundo y mi epitafio será: No estoy de acuerdo.(JS)"
Entonces, por primera vez, me quedé callada.

domingo, 3 de octubre de 2010

Dulce autocompasión.


Corro la cortina y observo el grisáceo cielo gris. Algunos goterones repiquetean intermitentemente en el pulido cristal de la venta. Parece que el tiempo hempatiza conmigo hoy.
Quieta, sin moverme, escucho el melancólico silencio de mi vacía casa. Ese silencio recorre mi espina dorsal y echa raíces en mi cabeza. Suena el agudo pitido del microondas. El agua ya está caliente. Introduzco en la taza la bolsita de té y me evado pensando en los armónicos movimientos de las hojas flotando en el agua. Creen que son libres, pero hacen piruetas dentro de una bolsa, dentro de una taza... Llenándolo todo con su olor y sus colores. Prisioneras.
Siento frío, como cuando terminas un libro y ya no sabes que más hacer, como si fuese el fin del mundo que conoces. Puede que haya estado construyendo un palacio de naipes creyendo que era una sólida estructura. ¿Y si sopla viento? ¿Y cuando llegue la tormenta?
Qué puede hacer uno si todo lo que ha vivido era mentira. Si ni siquiera a sí mismo se decía la verdad. A veces las cosas en las que creemos, las que tenemos más seguras, las que queremos nos dan de lado.
Eso me asusta. Crea en mí miedos e inseguridades que antes no tenía...
“ Pero cómo puedes estar autocompadeciéndote tanto de tí habiendo miles problemas mayores que el tuyo ahí fuera. Sal y vuelve a luchar. ¡Vuelve a creer que todo es posible!”. Me recrimino a mí misma pero sigo con la vista clavada en las ingenuas hojas del té.