
Querido blog y seguidores. Tendría mucho que decir hoy tal y como van las cosas, pero no sinceramente no sabría por dónde empezar, ni cómo abordarlo, ni si estaría aportando algo importante o no... Así que con tales dudas mejor no decir nada.
Os dejo con un pequeño escrito.
DIVAGANDO
-¿Dónde está el espacio-tiempo? Se me ha roto esa palabra. No encuentro el tiempo por ninguna parte, quizás lo hayan privatizado... Pues yo no tengo dinero. Nadie tiene dinero ¿no?. Es sólo un valor de intercambio, una tasación de lo que tenemos y queremos. ¡Pero nadie puede poner precio a mi vida!
-Mmmmm ¿Me dejas hacerte un estudio de mercado? Con el marketing adecuado puedo venderte hasta el castigo eterno como si fuese el Edén. No sería difícil estimar nuestra valoración como producto.- Guardaste silencio un segundo, escondiendo tu mirada tras los parpados- ¿Lo notas? Sin tiempo las sensaciones sólo tienen una dimensión. Están devorando el espacio, invadiéndolo violentamente.
-Pueeeesss ya han asediado mi entendimiento. No sé yo si nuestra conversación va a tener mucho sentido a partir de ahora.
-¡Bah! Mira a tu al rededor. Las cosas sin lógica son las únicas que tienen razón de ser ahora mismo.
Observé la Gran Vía, Madrid se imprimía sobre un cielo gris de nubes fundidas formando un telón de acero a la realidad. Todo se convulsionaba irregularmente en su propio absurdo, como el palpitar de un corazón doliente.
Los transeúntes sepultados en su propia existencia, pasaban a nuestro lado sin percatarse de nuestra presencia y posiblemente sin percatarse siquiera de la suya propia. Conductas aprendidas, condicionamiento, rutina, horarios, calendarios y agendas flotaban sobre sus cabezas como un aura diabólica.
-¡Qué horror!- Exclamé- No hemos perdido el tiempo, lo han secuestrado. Mira sus muñecas, lo tienen encerrado en jaulas de cristal. Antes corríamos persiguiéndolo, ahora lo esclavizamos como a un becario al que obligas a hacer informes detallados de lo que te toca hacer. Hemos encarcelado el futuro, ya nada es incierto, tenemos apuntado en nuestro planing hasta en qué baldosa pondré el siguiente pié.
-Cierto, cierto. Pero se les ha olvidado vivir.
El frío viento azotaba mi rostro y apuñalaba con mil alfileres mi garganta y mis pulmones. La pasión del invierno me bloqueó cuando la lluvia irrumpió empapando mi humor. Recordé que estabas a mi lado y que seguramente el agua también te estaba mojando.
-Deberíamos buscar un café.- Sugerí.
-Espera un rato más. Quiero disfrutar de las percepciones, de la vida, un poco más antes de que volvamos a la aleación de la humanidad. ¿No sientes ese cosquilleo de impaciencia en el estómago esperando la siguiente gota? ¿No notas el contraste de la frescura del líquido con el ardor de la piel?
-Estás hecho un poeta. - Me burlé.
-Es verdad, estoy divagando y es hora de volver a... donde sea que tenemos que volver.
-¡Dig ding! Suena la campana de Paulov. - Sonreí mientras me ayudabas a levantarme.
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