
Allí estabamos entre un montón de descoloridas butacas de terciopelo rojo. Y tú con el cigarrillo consumido entre los labios apurando una última calada recorrías con la vista perdida el pequeño escenario. Parece poca cosa. Sin embargo cuando estas arriba impresiona tanto, es tan inmenso, ha contado tantas historias...
Continúo en silencio. Se que ahora no es momento de decirte nada. De interrumpir el hilo de tus pensamientos que buscan las palabras perfectas para ese gran final de tu magistral obra. Le tienes tanto miedo a escribir eso que sabes que es perfecto como yo de decirte que es idoneo.
-No puedo hacerlo,es imposible. Cada frase que pienso estropea toda la obra.- Rompes desesperado el silencio.
-Antes la palabra imposible no cabía dentro de tu vocabulario.
-Si porque nunca antes había encontrado nada imposible de veras.
- Cuanto has cambiado... Cuando vuelvas a no hundirte a la primera de cambio hablamos. ¡Ah! Y el final perfecto ya sabes cual es. Ambos lo sabemos.
Aveces necesito que se me digan las cosas un par de veces...
ResponderEliminarSi sólo fuese un par!
ResponderEliminar